La carta de La Justicia es la número XI dentro de los arcanos mayores y representa el equilibrio, la objetividad y la verdad. Evoca la necesidad de una evaluación justa, tanto de las situaciones como de las conductas personales. Encarna la ley del karma, lo que implica que las acciones tienen consecuencias, y subraya la importancia de la honestidad y la imparcialidad. En una lectura, La Justicia nos insta a considerar nuestras decisiones y a buscar la verdad, además de recordarnos la necesidad de mantener un sentido de equidad en nuestras vidas.
La Rueda de la Fortuna es la carta número X de los arcanos mayores y simboliza los ciclos de la vida, la suerte y el cambio. Denota la naturaleza impredecible de la vida y cómo los eventos pueden cambiar con rapidez. Esta carta nos recuerda que el único constante es el cambio y que debemos adaptarnos a los vaivenes del destino. La Rueda de la Fortuna puede anunciar un cambio de suerte o una nueva oportunidad en el horizonte; su mensaje es aceptar las fases de crecimiento y declive que experimentamos.
La Torre, que lleva el número XVI en los arcanos mayores, nos muestra una torre golpeada por un rayo con figuras que caen al vacío. Es una de las cartas más temidas, pero a su vez, es profundamente transformadora. Simboliza la destrucción repentina de estructuras y creencias obsoletas, que a su vez libera espacio para lo nuevo. Aunque puede ser intensa y desafiante, La Torre también representa la liberación de limitaciones autoimpuestas y la posibilidad de renacimiento tras la crisis.
Cuando La Justicia, La Rueda de la Fortuna y La Torre aparecen juntas en una lectura, estamos ante una poderosa combinación que habla de un cambio significativo y el movimiento hacia la alineación con nuestro destino más auténtico.
La combinación de La Justicia, La Rueda de la Fortuna y La Torre nos prepara para un período de profunda reflexión y revelación. Nos motiva a buscar la verdad y la justicia en nuestras vidas, mientras nos adaptamos a los inevitables altibajos que conlleva la existencia. Aceptar la impermanencia y aprender de los desafíos nos coloca en un camino hacia la sabiduría y el autodescubrimiento. Estas cartas juntas nos prometen que, aunque la jornada pueda ser turbulenta, el destino final vale las lecciones aprendidas en el camino.