La Emperatriz, que ocupa la posición número III en la baraja del Tarot, representa la figura materna por excelencia, repleta de creatividad, fertilidad y abundancia. Es la tarjeta que evoca a la Madre Tierra, la naturaleza en su esplendor, y la generosidad que emana de ella. Esta carta puede hablar de nuevos comienzos, proyectos, o incluso la llegada de un hijo. Además, La Emperatriz indica una fase de crecimiento y prosperidad en la vida del consultante; un tiempo para abrazar la belleza, el arte, y las relaciones con amor y disfrute.
No se dejen engañar por su nombre. La carta de La Muerte, que es el arcano número XIII, es una de las más temidas, pero injustamente malinterpretadas. Esta carta simboliza la transformación profunda, el fin de un ciclo y el comienzo de otro. No es una carta que señale una muerte literal, sino que habla del cambio inevitable, de la necesidad de dejar atrás lo que ya no sirve para poder avanzar. Hay una promesa de renovación y renacimiento detrás del manto oscuro de La Muerte.
La Templanza, el arcano número XIV, es la carta que representa el equilibrio, la moderación y la paciencia. En la imagen tradicional, un ángel está vertiendo líquido entre dos vasijas, lo cual simboliza la alquimia interna y la armonía de opuestos. La Templanza sugiere la necesidad de una integración gradual y la búsqueda de un punto medio. Es la calma después de la tormenta, el flujo constante de energía que equilibra todas las facetas de la vida.
La combinación de La Emperatriz, La Muerte y La Templanza en una lectura de Tarot puede ser particularmente reveladora, ya que nos habla de un proceso profundo que involucra varias etapas de crecimiento y cambio.
Al encontrarnos primero con La Emperatriz, nos vemos ante la posibilidad de un nuevo comienzo, uno lleno de creatividad y posibilidades. Puede tratarse de un proyecto que está floreciendo o de una etapa de vida que se abre con generosidad y abundancia. Este momento de expansión y nacimiento es vital para el ciclo que está por venir.
La aparición de La Muerte señala la necesidad de una transformación significativa. La abundancia de La Emperatriz ahora debe hacer espacio para el cambio. Esto puede ser incómodo o incluso doloroso, ya que requiere dejar ir algo que se ha valorado. La renovación que viene con La Muerte es necesaria para que se pueda alcanzar un nuevo nivel de conciencia o una nueva realidad en la vida del consultante.
La Templanza llega para suavizar la transición y ayudar a encontrar un equilibrio entre el viejo y el nuevo yo, entre lo que estaba y lo que será. Mediante la moderación y la integración, La Templanza nos recuerda que hay una paciencia que debe ser ejercida y una nueva armonía que debe ser encontrada después del período de cambio intenso.
Esta poderosa combinación de cartas, por lo tanto, nos habla de un viaje único en la vida del consultante: desde la germinación de nuevas ideas hasta el inevitable proceso de dejar atrás lo obsoleto, y el eventual hallazgo de un nuevo orden en su vida. Al final, se sugiere alcanzar una renovación y estabilidad emocional, personal y, en ocasiones, profesional que promete ser duradera y sustentable.
Cuando estas tres cartas aparecen juntas, se aconseja al consultante abrazar los cambios venideros con una mentalidad creativa, aceptar la transformación con valentía y encontrar el camino hacia una armonía personal nueva y más profunda.