La carta de El Ermitaño, que cae con el número IX en los arcanos mayores, es un símbolo de introspección y sabiduría. Representa un periodo de reflexión profunda, donde uno se aleja de las distracciones del mundo exterior para concentrarse en el crecimiento personal y espiritual. El Ermitaño porta una lámpara que ilumina su camino, sugiriendo que, aunque esté solo, tiene la guía interna y la luz de la sabiduría para encontrar el camino correcto.
La carta de La Fuerza, numerada como el VIII o XI dependiendo del mazo, muestra a una mujer que sujeta suavemente las fauces de un león, simbolizando el control de los instintos bajos y la capacidad de enfrentar y vencer nuestros miedos. La fuerza no es sólo física, sino principalmente interior, representando el coraje, la determinación, y la fortaleza de voluntad. La figura femenina es un símbolo de influencia calmada, dominio emocional y poder espiritual.
El Sol se presenta como el número XIX en los arcanos mayores y es una de las cartas más positivas del tarot. Muestra la imagen de un sol radiante que brinda energía y vida. Es sinónimo de éxito, alegría, claridad y felicidad. La carta indica un periodo donde la verdad se hace clara y uno puede disfrutar de los frutos de su labor. Representa un tiempo de vitalidad, logros y reconocimientos públicos.
Cuando estas tres cartas aparecen en una lectura, podemos ver un viaje del alma en tres etapas. El Ermitaño indica que un tiempo de introspección y búsqueda de conocimiento interno es necesario o está teniendo lugar. Este es un periodo esencial para el crecimiento personal y puede que requiera alejarse temporalmente del ruido externo para concentrarse en los objetivos y valores más profundos.
La Fuerza sugiere que, en este viaje, habrá desafíos internos y externos que requerirán un control emocional y una fortaleza mental. Se debe encontrar la paz interior y la valentía para dominar los miedos y obstáculos, permitiendo así que la persona se mantenga en su camino con convicción y autocontrol.
Finalmente, El Sol es la promesa de un resultado exitoso. La combinación de reflexión profunda y coraje interno lleva a un periodo de gran alegría y satisfacción. A través del entendimiento íntimo y el dominio sobre las adversidades, uno llega a un estado de plenitud y reconocimiento.
Esta secuencia arquetípica es poderosa. Empieza con el desarrollo personal, continúa con la superación de adversidades a través de la fortaleza de carácter, y concluye con el éxito y la alegría. La combinación de El Ermitaño, La Fuerza y El Sol en una lectura es un augurio extremadamente positivo que habla de un viaje en solitario que culmina en el reconocimiento y la felicidad bajo la luz brillante y clara del éxito.