El Ermitaño es la novena carta del Tarot y representa la introspección, la sabiduría y la auto-reflexión. Esta carta simboliza un tiempo para alejarse del ruido del mundo y buscar respuestas en el interior. El Ermitaño nos enseña que, a menudo, las respuestas que buscamos ya están dentro de nosotros y que se necesita un estado de contemplación y retiro para descubrirlas. Está asociado con la madurez espiritual y la necesidad de tiempo en soledad para entender profundamente las situaciones de la vida.
La Fuerza es la undécima carta del Tarot, y su imagen a menudo muestra a una mujer calmadamente domando a un león, lo que simboliza la fuerza interior, la valentía y el control de las pasiones. No se refiere a una fuerza física, sino a la fuerza de carácter, el poder del espíritu y la habilidad de enfrentar los miedos y los desafíos con coraje y determinación. La carta enseña que la verdadera fortaleza proviene de la compasión y el control de los instintos más salvajes, llevando a un enfoque equilibrado y conduciendo el espíritu con gracia y firmeza.
El Colgado es la duodécima carta del Tarot, y su imagen es la de un hombre colgado de un pie, lo que representa el sacrificio, la entrega y ver las cosas desde una nueva perspectiva. Esta carta invita a la reflexión sobre lo que estamos dispuestos a sacrificar para conseguir nuestros objetivos, a menudo sugiriendo una pausa o un cambio radical en la forma en que abordamos nuestros problemas. El Colgado nos enseña sobre la importancia del desapego y cómo a veces, al rendirnos y dejar ir, podemos avanzar más libremente.
Cuando El Ermitaño, La Fuerza y El Colgado aparecen juntos en una lectura de Tarot, nos sugieren un poderoso mensaje de crecimiento y desarrollo interior. Esta combinación habla de un viaje que comienza con la introspección profunda (El Ermitaño), seguido por un descubrimiento de nuestra fortaleza interna (La Fuerza), que nos prepara para enfrentar y aceptar los sacrificios necesarios para la transformación (El Colgado).
Este trío de cartas indica que uno podría estar en un periodo de su vida donde la auto-reflexión conduce a un descubrimiento importante en cuanto a su poder personal y fortaleza interna. Es posible que este proceso requiera alejarse momentáneamente de ciertas distracciones o responsabilidades externas para enfocarse en el crecimiento personal.
La presencia de El Colgado señala que el aprendizaje más significativo puede venir de momentos en los que nos sentimos estancados o sacrificados. Podríamos necesitar considerar situaciones desde ángulos completamente diferentes, y sugerir que el sacrificar confort temporal puede ser precisamente lo que se necesita para avanzar.
La combinación de estas cartas destaca un camino de sabiduría por la integridad interna que trae consigo una comprensión más profunda de la propia mente y emociones. Esta comprensión, a su vez, otorga la fuerza necesaria para superar cualquier obstáculo, mientras que el acto del sacrificio y la perspectiva renovada culmina en una transformación personal significativa.
En conjunto, El Ermitaño, La Fuerza y El Colgado llaman a una introspección valiente y consciente que resulta en el descubrimiento de la fortaleza interior para enfrentar y aceptar las inversiones de perspectiva, a veces incómodas, necesarias para el crecimiento del espíritu.