En la rica y simbólica tapestría del Tarot, el Ermitaño es la novena carta del arcano mayor que representa introspección y sabiduría. La figura solitaria del Ermitaño, iluminada solo por la luz de su lámpara, simboliza el viaje personal y solitario hacia un entendimiento más profundo de la vida y el conocimiento de uno mismo. En una lectura, El Ermitaño aconseja tomar un momento de pausa, reflexión y consejo interno. Invita a la persona a buscar más allá del ruido exterior y encontrar las respuestas que reside en la quietud de su ser.
El Colgado es la carta número doce del Tarot, ilustra una imagen de sacrificio y espera. Esta carta representa un período de suspensión y de sacrificio voluntario, sugiriendo que esta pausa o inversión de perspectiva es necesaria para alcanzar un entendimiento diferente o esclarecimiento sobre una situación particular o sobre la vida en general. El Colgado nos enseña que, a veces, debemos detenernos y ver las cosas desde otra perspectiva para comprender mejor nuestro entorno y nuestro lugar dentro de él.
La Torre, es la decimosexta carta del arcano mayor, simboliza una destrucción súbita y la revelación de verdades ocultas. Tradicionalmente ilustrada por una torre golpeada por un rayo, con personas cayendo al vacío, esta carta evoca cambios drásticos y a menudo inesperados. La Torre nos habla del derrumbe de estructuras, creencias o situaciones establecidas, forzando un reinicio que, aunque posiblemente traumático, es necesario para eliminar ilusiones y reconstruir sobre cimientos más sólidos y auténticos.
Cuando El Ermitaño, El Colgado y La Torre aparecen juntos en una lectura de Tarot, estamos frente a un poderoso mensaje de cambio y auto-descubrimiento.
Inicialmente, El Ermitaño nos invita a la introspección, indicando que es el momento de buscar dentro de nosotros mismos las respuestas. Deberíamos considerar alejarnos momentáneamente del ruido del día a día para poder reflexionar profundamente sobre nuestra vida actual y nuestras metas futuras.
A medida que avanzamos hacia El Colgado, esa búsqueda interna requiere de nosotros que adoptemos nuevas perspectivas, incluso si esto significa sacrificar antiguas maneras de pensar o actuar. Esto no es fácil; requerirá paciencia y la voluntad de soltar lo que ya no es beneficioso para nuestro crecimiento personal.
Finalmente, la inclusión de La Torre nos presagia un evento inminente que trastornará nuestra realidad. Sin embargo, es importante recordar que esta sacudida es necesaria para hacer espacio a una nueva forma de vida. Los cambios podrían ser repentinos y desconcertantes, pero el camino hacia la iluminación a menudo está sembrado con tales obstáculos.
En conjunto, estas tres cartas hablan de un momento decisivo en el que el individuo debe enfrentar su verdadero yo, cuestionar lo que creía conocer y prepararse para la inevitable transformación. Aunque este proceso podría parecer desalentador, es una parte necesaria del viaje hacia el crecimiento personal y la sabiduría auténtica que sólo se puede alcanzar a través de la experiencia vivida y examinada.