El Colgado nos invita a observar nuestros complejos, las inhibiciones que nos mantienen atemorizados y en estado de servidumbre. No tenemos que interpretar el papel de víctima.
Poco más ocurre en compañía del Colgado. Se limita a permanecer suspendido, sin hacer nada y, por tanto, sin producir. Representa la pasividad. En cierto modo es como una veleta. Se balancea continuamente entre comentarios y opiniones según sopla el viento. Tan pronto defiende una idea como se decanta por otra. Su mundo está hecho de sueños. Le gusta escapar de todo. Nos alerta de que no debemos estar completamente abiertos a todas las influencias.
La lección principal del Hombre Colgado es que controlamos al dejarlo ir, ganamos al rendirnos. La figura en la Tarjeta 12 ha hecho la máxima rendición: morir en la cruz de sus propias tribulaciones, pero brilla con la gloria del entendimiento divino. Se ha sacrificado, pero sale victorioso. El hombre colgado también nos dice que podemos avanzar al permanecer quietos. Al suspender el tiempo, podemos tener todo el tiempo del mundo.
En las lecturas, el hombre colgado nos recuerda que el mejor enfoque para un problema no siempre es el más obvio. Cuando más queremos imponer nuestra voluntad a alguien, es cuando debemos liberarnos. Cuando más queremos tener nuestro propio camino, es cuando debemos sacrificarnos. Cuando más queremos actuar, es cuando debemos esperar. La ironía es que al hacer estos movimientos contradictorios, encontramos lo que estamos buscando.
Influenciable, predispuesto, maleable, resignado, demasiado accesible, irrealista/idealista, poco práctico, sentimientos ocultos, demasiado absorto en sus problemas, descuidado, engañoso, ve el mundo al revés, manipulado/rechazado, abuso innecesario, situación estancada, confuso, victimista, presta oídos a los chismorreos, esquivo, vive de fantasías.
Obediente, actividad suspendida, período de demora, visiones, misticismo, vapores, niebla, espera, superación, desinterés, bruma, calma, confusión, transición, retraso, sacrificios.